De 215 mil a 5 mil millones: la evolución del SPEI en 20 años

Pagar por productos o servicios, enviar dinero a un amigo o a la familia, liquidar la renta o hacer una compra desde el celular: hoy todo eso es parte de la rutina financiera de millones de mexicanos. Y en el centro de ese cambio está el SPEI, el Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios creado por el Banco de México.

Lo que comenzó en 2004 como una infraestructura para pagos interbancarios, hoy es uno de los pilares de la economía digital de México. En ese primer año, SPEI procesó apenas 215 mil operaciones. Veinte años después, en 2024, superó los 5,418 millones de transferencias, de acuerdo con datos oficiales de Banxico.

Esa curva no solo refleja adopción tecnológica: marca un cambio estructural en la forma en que el país mueve su dinero.

En solo cinco años, el volumen de transferencias SPEI se multiplicó por más de seis veces: pasó de 847.9 millones en 2019 a 5,418.4 millones en 2024. Hoy, cada día se hacen más de 14 millones de operaciones SPEI en México.

El salto más drástico se dio entre 2020 y 2021, con un crecimiento del 62% impulsado por la digitalización forzada durante la pandemia: de 1,248 millones a 2,028 millones de operaciones.

Y entre 2022 y 2023, SPEI volvió a crecer otro 37%, sumando más de 1,000 millones de transacciones nuevas en un solo año.

Esto no es una curva de adopción. Es una transformación estructural en la forma en que se mueve el dinero en el país.

En 2024, el monto total transferido a través de SPEI superó los $579 billones de pesos, según datos de Banxico. Para ponerlo en perspectiva: esa cifra equivale a más de 16 veces el PIB de México.

El crecimiento en valor ha sido constante. En 2020, el sistema movía $425 billones. Cuatro años después, esa cifra aumentó +36%. No solo crecieron las transferencias en número, también en peso económico.

Y no solo las personas usan SPEI. Hoy lo utilizan bancos, fintechs, empresas de todos los tamaños, marketplaces, plataformas digitales y organismos públicos. Todos operan sobre los mismos rieles, en tiempo real.

SPEI dejó de ser solo una herramienta para mover dinero entre cuentas. Es una infraestructura crítica para la liquidez del país. Su velocidad, trazabilidad e interoperabilidad lo han convertido en la base sobre la que se procesan millones de decisiones financieras cada día.

SPEI transformó la manera en que México mueve su dinero. Pero después de dos décadas, su propio éxito revela tensiones: fue diseñado para un sistema bancario más simple, no para el entorno digital que hoy es la norma.

Desde Prometeo, visualizamos la siguiente etapa de SPEI no como una sustitución, sino como una evolución: ampliar sus capacidades sin romper lo que ya funciona. Para seguir siendo relevante, SPEI necesita apoyarse en nuevas capas de infraestructura que lo hagan compatible con las operaciones reales de las empresas modernas: automatización, conciliación inteligente, validación previa y flujos configurables.

La evolución de los pagos no se mide solo en volumen, sino en adaptabilidad. SPEI hizo posible la digitalización financiera del país. Ahora, el desafío es permitir que cualquier actor —banco, fintech o empresa— pueda construir sobre él sin fricciones.

*Elaborado con Datos del Sistema de Información Económica del Banco de México bajo la búsqueda "Transferencias SPEI enviados y recibidos por participante (CF874)” para el periodo 2004-2024.

*La serie CF874 no es homogénea, lo que implica que puede haber cambios metodológicos o de cobertura a lo largo del tiempo.